Cocinar a la plancha es tan delicioso como saludable. Además, es una técnica relativamente sencilla que cualquiera puede llegar a dominar, incluso los cocineros menos experimentados.
Pero si es tan fácil, ¿por qué en casa la carne a veces queda dura, el pescado se rompe y las verduras se quedan crudas?
La respuesta es simple: incluso las cosas más sencillas tienen sus pequeños trucos. Pero no te preocupes, porque son muy fáciles de aplicar.
Para dominar esta técnica, solo necesitas ingredientes frescos, el utensilio adecuado, seguir unos cuantos buenos consejos… y tener un poco de práctica.
1. Elige el utensilio de cocina adecuado
Aunque puedes cocinar a la plancha con una sartén, lo más recomendable es utilizar una plancha de cocina. Aunque el sabor será similar, la superficie amplia y la forma de la plancha te permitirán cocinar platos más grandes (como un chuletón) o varios a la vez.
Uno de los dilemas más comunes es si usar una plancha lisa o estriada.
- La plancha estriada deja marcas tipo barbacoa, genera menos humo y evita que los jugos cuezan los alimentos.
- La plancha lisa, en cambio, es más versátil y fácil de limpiar. Si solo vas a tener una, es la opción más práctica.
En cuanto al material, opta por aluminio fundido o hierro fundido. El primero es más ligero, manejable y con buen antiadherente, perfecto para el día a día. Si quieres saber más información sobre las diferencias entre la plancha lisa y estriada consulta nuestro artículo de ¿Asador o Grill? ¿Qué plancha de cocina elijo?
2. Utiliza ingredientes frescos y de calidad
La plancha realza el sabor natural de los ingredientes y es una técnica muy saludable que prácticamente no requiere aceite. Por eso, cuanto más frescos y buenos sean los ingredientes que utilices, menos necesitarás aderezarlos y soltarán menos agua al cocinarse. Así evitarás que la comida se cueza en lugar de asarse.
El resultado que se consigue al cocinar a la plancha es muy similar al de la barbacoa, pero la comida no llega a tocar las llamas, por eso apuesta por verduras de temporada, carnes magras, pescado fresco y mariscos. Si los cocinas bien, quedarán dorados, crujientes, sabrosos y con un color muy vivo que los harán muy apetecibles.
3. Controla la temperatura y el tiempo exacto de cocción
Cuando cocinamos a la plancha, uno de los errores más comunes es no calentarla bien antes de cocinar. Hazlo gradualmente hasta que esté a temperatura media-alta. Debemos conseguir que el líquido de cocción se evapore y se elimine rápidamente, sin que los alimentos se resequen y se quemen. Si está muy fría, los alimentos se cocerán en lugar de dorarse; si está demasiado caliente, se quemarán por fuera y quedarán crudos por dentro.
Consejo: Ajusta el tiempo según el grosor del alimento. Mejor dar solo una vuelta, no moverlo constantemente. De todos modos, cocines lo que cocines, siempre debes calentar la plancha de manera gradual.
4. Aceite y sal, los imprescindibles
No pongas aceite directamente en la plancha. Úsalo con un pincel de cocina o pulverizador sobre el alimento y así el aceite se reparte uniformemente y sólo se utiliza el mínimo imprescindible.
Usar la cantidad justa de aceite te permitirá lograr una textura crujiente y sabrosa, sin perder el punto saludable.
Sobre la sal, lo más importante es ponerla en el último momento. No importa si lo haces cuando el alimento ya esté cocinado, al darle la vuelta o justo antes de ponerlo en la plancha de cocina.
5. Así conseguirás que los ingredientes más difíciles estén siempre tiernos y jugosos
Si las piezas son muy gruesas o de cocción muy larga, pueden quemarse por fuera y quedarse crudas o resecas por dentro. Para evitarlo, hay dos técnicas que pueden ayudarte:
Ciertas verduras, como espárragos o zanahorias, quedan más tiernas y jugosas si primero se cocinan unos minutos al vapor. La cocción a la plancha es muy agresiva y de este modo solo tendremos que marcarlas unos minutos para conseguir que tengan ese inconfundible sabor, sin renunciar a la textura que queremos.
De este modo únicamente deberemos marcarlos un momento por cada lado y evitaremos que se nos peguen o que se nos queden demasiado resecos.
Finalmente, para las carnes de cocción más larga, como pollo, cordero o cerdo, recomendamos asarlas primero a fuego fuerte para sellarlas, y terminar la cocción a fuego medio para acabar de cocinarlas por dentro. En este artículo te contamos todos los secretos para que la carne asada siempre quede tierna, jugosa y en su punto.